Hoy queremos hablaros de la osteoporosis y romper los mitos que hay alrededor de ésta.

¿Es la osteoporosis un déficit de calcio?

Empecemos por el principio. La osteoporosis se define como la enfermedad de todo el esqueleto caracterizada por una masa ósea baja y una alteración de la microarquitectura ósea que condiciona un hueso frágil en el que consecuentemente se incrementa el riesgo de fracturas.

El tejido óseo es un tejido conjuntivo que se caracteriza por su rigidez y resistencia tanto a la compresión como a la tracción. Aunque su microarquitectura es compleja, os hablaremos de dos células principales que serán protagonistas en este texto.

  • Los Osteoblastos que son los encargados de sintetizar el colágeno y la sustancia fundamental del hueso. Participan en el proceso de mineralización. Para hacerlo más fácil: “son los que forman el hueso”
  • Los Osteoclasto que se encargan de la reabsorción ósea. Es decir, rompen hueso.

Los osteoblastos y los osteoclastos, como habéis deducido, necesitan estar siempre en equilibrio, no están en on o off. Los dos siempre están funcionando pero a veces ciertas disfunciones fisiológicas pueden hacer que uno trabaje más que el otro.

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Hasta aquí nada que no supierais. Entonces… ¿Qué necesitamos para conseguir este equilibrio?

1. Oxígeno

El oxígeno es esencial para la vida. La carencia de oxígeno nos produce una situación llamada hipoxia.

Según diversos estudios, se ha observado que en situaciones de carencia de oxígeno se produce una profunda estimulación de osteoclastos, lo que resulta en un proceso de gran resorción ósea.

La hipoxia es un factor que va a condicionar la pérdida ósea.

¿Qué factores pueden hacer que tengamos una situación de hipoxia? Un respuesta inflamatoria mantenida, estrés, problemas respiratorios, según el tipo de alimentación, problemas intestinales, estados de acidosis…

Por ejemplo, el sistema digestivo es un sistema muy grande, inervado por muchas neuronas y con una gran importancia, no sólo por su función, sino también por su implicación neuronal, inmunitaria, metabólica y por la gran masa que representa. Es un tejido que puede estar inflamado durante mucho tiempo, y debido a su extensión nuestra respuesta inmunitaria a esta inflamación será también muy grande. Además hay que tener en cuenta que con el tiempo los procesos inflamatorios producen una acidosis del medio, que mantenida en el tiempo puede implicar otras partes del cuerpo.

En estos estados de acidosis la activación de los osteoclastos aumentan (“rompen hueso”) y bloquean la de los osteoblastos (“forman hueso”). Esto sumado a la pérdida de calcio y sodio como intento de equilibrar el pH, a largo plazo existe riesgo de osteoporosis.

2. Vitamina C y aminoácidos

La vitamina C participa en la neosíntesis del hueso. En parte, la formación de colágeno se debe a la unión de vitamina C con hierro.

La vitamina C es importante para la formación del tropocolágeno. ¿Qué es el tropocolágeno? Es la estructura más pequeña que forma el tejido conjuntivo. Está formado por tres cadenas de aminoácidos formando una triple hélice. Y esto es lo que irá formando las miofibrillas. ¿Por qué te contamos esto?

Porqué será la vitamina C la que va a permitir formar estas cadenas, y cuando no tengo vitamina C suficiente genero problemas en el tejido conjuntivo, no solo en el óseo, sino también en el muscular, tendinoso, ligamentoso…

Así que, ante una lesión de tejido conjuntivo (esguince de tobillo, proceso inflamatorio en un tendón…) es importante asegurarnos que los niveles de vitamina C son buenos, porque si no reestructuaremos el tejido conjuntivo de manera no ideal, y el nivel de vitamina C que necesitamos cuando estamos reparando es mayor que en condiciones normales.

¿De donde provienen los aminoácidos más importantes que forman el tropocolágeno del que hablábamos?

La glicina proviene de:

  • Carne: cerdo, ternera, ave…
  • Pescado
  • Huevo
  • Legumbres
  • Hortalizas: calabaza, berenjena, patata, zanahorias,
  • Semillas
  • Frutos secos

La prolina proviene de:

  • Carne: pollo, pavo, cerdo, ternera…
  • Pescado: sardina, mero, salmón, atún…
  • Huevos
  • Hortalizas: judías, guisantes, zanahorias…
  • Semillas
  • Frutos secos

3. Vitamina K

La vitamina K está relacionada con el metabolismo del hueso y es un importante cofactor de síntesis de hidroxiapatita (base para una estructura sólida en el hueso) y de la formación de proteínas que participan en la formación ósea.

Pero necesitamos una flora intestinal sana para producir una cantidad suficiente de esta vitamina. La mucosa del intestino transforma en activa la vitamina K, y si la flora intestinal no está en perfectas condiciones, la vitamina K no se transforma de forma conveniente.

Los antibióticos y algunos anticoagulantes pueden afectar la concentración de vitamina K.

4. Vitamina D

La vitamina D funciona como una auténtica hormona y es muy importante ya que participa en la absorción de calcio en el intestino delgado y participa en la formación y reabsorción ósea, además de ser muy importante para que el sistema inmune funcione correctamente.

Para ello necesita que el intestino (que es donde la absorbemos), el hígado (que es donde se convierte en calcidiol, un metabolito intermedio) y el riñón (que es donde se transforma en la vitamina D funcional) trabajen de una forma óptima.

La vitamina D, como ya sabéis, principalmente se obtiene del sol (vitamina D3) o de la alimentación.

5. Zinc

El zinc es imprescindible para la fabricación de insulina. Esto implica que si tenemos falta de zinc, habrá una menor asimilación de los aminoácidos y por tanto una alteración de la estructura ósea. Además de tener un papel importante en la cicatrización y fibrosis.

6. Serotonina

La serotonina quizás la conocéis por su función en el estado de ánimo, pero hay que decir que es imprescindible en la regulación de los osteoclastos. Esto significa que si tenemos un déficit de serotonina vamos a tener una hiperactividad osteoclástica.

Entre el 80- 95% de la serotonina se genera a nivel digestivo, por lo tanto ante un mal funcionamiento digestivo, un proceso depresivo o un proceso inflamatorio mantenido la cantidad de serotonina segregada disminuye.

¿Has oído alguna vez es de que como funcione tu barriga funcionará tu cerebro?

7. Calcio y magnesio

El calcio como ya sabéis es considerado el “ladrillo” del hueso. Participa en funciones muy diversas: musculares, cerebrales, efecto tampón…

¿Cuál es el problema? Que el organismo prioriza el calcio para las funciones cerebrales y/o musculares, así que si hay un déficit de absorción de calcio quien primero se verá perjudicado es el tejido óseo. Y si además estamos en una situación inflamatoria donde como comentábamos antes, el pH sanguíneo se ha acidificado, ¿sabéis que realizará el cuerpo para revertir esta situación? Extraer calcio del hueso para tamponar esa acidez.

¿Por qué a pesar de ser la sociedad que más lácteos toma, también somos la que tiene más incidencia en problemas óseos? Por qué tenemos que diferenciar el calcio que lleva un alimento del que está disponible para que nuestro cuerpo lo absorba, y de lo que absorba que cantidad finalmente se aprovecha.

Por ejemplo: el calcio de la leche tiene una biodisponibilidad de un 30% y el calcio de una col de un 45-48%. Las coles tienen mucha biodisponibilidad, seguidas de las verduras, pescado y frutos secos. Así que sí, podemos vivir sin lácteos y nuestros huesos no se verán afectados.

Otro mineral importante es el magnesio que participa en la mineralización del hueso. No es posible la síntesis de hueso sin el magnesio.

8. El agua

¡No podía faltar el agua! Al final compone el 80% de nuestro cuerpo.

El agua va a ser la que determine la calidad del tejido conjuntivo, la elasticidad de éste viene en gran parte condicionada por la hidratación.

Normalmente, la estructura central es ácido hialurónico, y desde allí se establecen unas proteínas que se van dividiendo diferenciando los diferentes tipos de tejido conjuntivo. Esta agua es la que va a permitir que las fibras mantengan una distancia entre ellas y no se unan. La pérdida de agua va a significar un acercamiento de las fibras de colágeno, la cual cosa significará que van a perder su elasticidad.

¿Qué tipo de agua? Esto es algo importante que daría otro tema que abordar y analizar. Pero si no hay patología de base el agua es importante que lleve iones, ¡así que nada de aguas de mineralización débil!

9. Energía y ejercicio físico

El ejercicio físico es la gran polipíldora para muchas de las alteraciones que sufrimos a día de hoy.

Cuando gastamos energía a nivel celular, aumentamos los niveles de glutamato, que es un neurotransmisor excitatorio. Ante esta hormona, los osteoblastos tienen poca afinidad y los osteoclastos mucha. ¿Qué quiere decir? Que cuando tenemos un poco de glutamato los osteoblastos ni se enteran y no se activan demasiado, pero en cambio los osteoclastos les encanta el glutamato y a la mínima que lo perciben ya se activan.

Por ejemplo: si yo camino, gasto poca energía, y por lo tanto tendré poco glutamato. Esto significa que se van a activar mucho los osteoclastos. Si yo hago un ejercicio de alta intensidad, necesito mucha energía, y por tanto mucho glutamato, de esta manera se activarán mucho los osteoblastos y los osteoclastos. ¿Qué es lo que nos interesa? Que haya un buen EQUILIBRIO entre los dos.

Ante esto, te preguntas: ¿es caminar el ejercicio más recomendado si padeces osteoporosis? Sentimos decirte que no.

Después de todo esto, ¿se ha visto claro que la osteoporosis no es un déficit de calcio, no? LA OSTEOPOROSIS ES UN PROBLEMA MULTIFACTORIAL, HAY MUCHOS OTROS FACTORES QUE INFLUYEN!

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