La fibromialgia es un síndrome complejo que se caracteriza sobre todo por padecer dolores generalizados y un agotamiento profundo, entre otras afecciones. En la población española se ha estimado su prevalencia en el 2,4%: un 4,2% para las mujeres y un 0,2% para los varones, con un pico entre los 40-50 años.

Los mecanismos de acción por los cuales es causado este síndrome aún siguen siendo desconocidos, es por eso que ni las analíticas ni las pruebas de imagen permiten establecer un diagnóstico. Aunque sí se han observado en diferentes estudios alteraciones que pueden agravar los síntomas.

Los criterios diagnósticos propuestos son dolor generalizado durante más de 3 meses e hipersensibilidad musculoesquelética, ligamentaria, y tendinosa al dolor en 11 o más de las 18 localizaciones específicas o punto gatillo.

Además de dolor y agotamiento, la fibromialgia pues ocasionar también:

  • Trastornos del sueño:
  • Rigidez del cuerpo.
  • Incremento de dolores de cabeza, cara o pecho
  • Malestar abdominal: trastornos digestivos, dolores abdominales, meteorismo, estreñimiento y/o diarrea.
  • Problemas genitourinarios: aumento en la frecuencia o de mayor urgencia para orinar
  • Parestesias
  • Sensibilidad a la temperatura.
  • Problemas de la piel
  • Desequilibrio: problemas de vértigo y/o del equilibrio.
  • Dificultad para concentrarse, «lentitud mental», pérdida de la memoria.
  • Sensaciones en las piernas: «síndrome de las piernas inquietas»
  • Sensibilidad ambiental: hipersensibilidad a la luz, ruidos, olores y cambios del tiempo.  Depresión y ansiedad.

La fibromialgia es un desequilibrio homeostático. Cualquier tipo de agresión al organismo en forma de estrés físico o psicológico supone una respuesta biológica defensiva que implica a los sistemas nervioso, endocrino, inmunológico… que constituyen el sistema de equilibrio homeostático del organismo. Tras un periodo de respuesta, lo normal es que se alcance de nuevo un estado de equilibrio, sin embargo, de forma anómala, también es posible que se produzca un estado de desregulación, de especial importancia en situaciones de dolor crónico.

Entonces se produce una disfunción prolongada en la capacidad del sistema de recuperar tanto sus niveles normales como su relación normal con los otros sistemas y un estado anómalo de respuesta a otros posibles estímulos.

 

TRATAMIENTO

El tratamiento farmacológico continúa siendo la primera opción terapéutica. Entre los fármacos destacan los antidepresivos por su efecto directo sobre la recaptación de serotonina y noradrenalina, porque mejoran el sueño, la depresión, el estrés y la ansiedad e inhiben las vías del dolor. Si bien su efectividad demostrada es moderada, los inhibidores duales de la recaptación de serotonina y noradrenalina y los multimodales han mostrados resultados más esperanzadores. Otros fármacos como la pregabalina, que ha mostrado mejoría en el tratamiento del dolor, la astenia y los trastornos del sueño o la combinación de paracetamol con tramadol.

Es importante señalar que a pesar de que el tratamiento farmacológico es el primero que se ofrece, no es el único que ha demostrado tener buenos resultados para gestionar los síntomas de la fibromialgia.

Entre los tratamientos no farmacológicos destacan:

La fisioterapia

  • Ayuda a reducir el dolor.
  • Reduce las tensiones musculares.
  • Ayuda a equilibrar los sistemas de control homeostático.
  • Mejora la movilidad de los tejidos y la calidad del movimiento.
  • Ayuda a bajar la alerta del sistema nervioso autónomo.
  • Ayuda a mejorar la calidad del sueño

 

La psicoterapia

  • Ha mostrado ser eficaz en cuanto a la mejoría de los síntomas y las conductas respecto al dolor.
  • Ayuda a gestionar las emociones y las diferentes situaciones a las que nos podamos afrontar.
  • Ayuda a mejorar la calidad del sueño.
  • Ayuda a canalizar la energía hacia los objetivos importantes.

La nutrición

  • Ayuda a nutrir nuestro cuerpo adecuadamente según la necesidad de cada organismo
  • Evita que haya deficiencias a nivel micronutrientes para poder asegurar un buen funcionamiento de los diferentes sistemas o Ayuda a detectar los alimentos que desequilibran nuestra homeostasis.

Todas estas especialidades deben trabajar juntas para conseguir un objetivo en común y poder acompañar al paciente.

¡Déjate acompañar en salud!